viernes, 23 de diciembre de 2011

LOS MUNDOS CONTRARIOS

"Porque no te gusta el mundo,/ ni su orden repetido hasta la usura,/ ni su lento devenir en agonía,/ ni el celoso brío que lo alienta/ y a la vez lo desmorona...".

Quisiera como tú arriesgar el viaje. No ser ni luz ni sombra: sólo límite. Dejar una penumbra por todo patrimonio y hacer brotar mi sangre, sentarla entre nosotros, oír cómo se apaga su cauce diminuto, el líquido aderezo que me impulsa, la lenta munición de mi existencia. 

Oigo un rumor de cosas que pasan por la calle, el miedo es la moldura que las une. Y si miráis más al fondo de mi vida, si acercáis el oído al acorde del frío, será la locura quien hable.

Pacificamente he borrado mis huellas, he apoyado en la noche mi cuerpo impreciso, mi fe humeante. 

Acerco mi pecho al vacío. Es el aire un tarot de pájaros ciegos que escupe este canto futuro. Sólo quiero apurar mi edad, mi tierna maldición sin años y que la obscena clave de mi nombre suene por el triángulo del cielo, por el aula de las nubes que nadie ha conquistado, por todo lo que fue abatido y yo defiendo brindando a la salud de los siglos sucesivos, puntual en la violencia intermitente del invierno.


Porque mi generación no existe nada hay más terrible que un clamor de multitudes. Escribir es no aceptar lo irremediable, buscar sin equilibrio, amar sólo del tiempo el oscuro sobresalto de su rumbo. Del olvido extraje un esqueleto afín al mío, un hermoso mástil. Bastará el día en que muera con escribirme el epitafio en la niebla de un espejo.”

Antonio Lucas,   "Los Mundos Contrarios "

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Celos


De cualquier forma los celos son en realidad una consecuencia del amor: os guste o no, existen.
Robert Louis Stevenson (1850-1894) Escritor británico.
 
Me preguntas qué me pasa. Y ya deberías saberlo. De hecho ya lo sabes y me has dicho que lo deje.  Eso por lo que me regañas y me dices vale ya. Eso me pasa, pero no puedo repetirtelo.

Me pasa que te echo de menos, que te necesito más que nunca. Que ya casi lo hemos conseguido pero aun hay que esperar. Recta final dices, pero no me está gustando. Duele más que nunca, es más duro que nunca. 

Vuelvo a estar sin ti. Yo aquí, tu allí…   Esa cama que llevamos compartiendo por ratos desde hace casi dos años, tu compañía, tu buen humor, tus conversaciones, tu amor...; todo repartido  y disfrutado en intervalos de días libres, en semanas interminables de trabajo que se solapan de nuevo con viajes y mas viajes.  Todo eso se ha acabado (bueno aun no) porque de nuevo  has tenido que irte…. , pero a otra casa, y  encima, de repente, tengo que compartirte.

 Tengo que "aguantar" que alguien sí esté disfrutando de ti: de esas charlas, ese humor, esas conversaciones. Ahora estás mas acompañado que nunca.  Justo ahora que dejabas de necesitarlo.    
De pronto alguien tiene lo que tú y yo intentamos recuperar juntos desde hace tiempo… y tu también.   Ese alguien acaba de recibir un premio que tan bien le viene y necesita en medio de su desorganizada  vida. 
En esta recta final siempre hay alguien en casa, siempre hay alguien al despertar, con quien comer, con quien cenar con quien estar, con quien hablar y no por telefono… pero no soy yo.  Alguien tan desconocido para mi y  al mismo tiempo tan cercano para ti de repente, por circunstancias.  
 Alguien que en una semana va a  disfrutarte a diario más que yo en este año y medio de viajes interminables. El premio inmerecido para quien no le supone esfuerzo.  Si,  creo que estoy celosa. Pero qué esperas, también es una mujer. 

Son todos los días con sus noches, en tu compañía. Ahora mis llamadas han pasado a un segundo plano,  por educación (estamos comiendo), por respeto (estamos cenando), por cualquier motivo (estamos charlando). Lo entiendo, pero no me gusta.  Yo espero mi turno, pero no quiero ser algo pendiente para ti. Me siento egoísta, pero es que tengo que  ser egoísta.  He sido tu protagonista todos estos años y ahora alguien me arrebata el papel sin darse cuenta, sin que te des cuenta. No me gusta esta recta final. Me sobran estos días y lo sabes.  No lo soporto. No puedo acostarme tranquila. No estoy acostumbrada.  Ella. Las referencias no son buenas y será por eso. 

Lo siento, ponte en mi lugar.  No tengo miedo,pero  estoy incómoda…. .  300 km de por medio y charlas a medianoche bajo el manto de una mesa camilla. ¿cómo no va a ser incómodo? Y no quiero ejemplos de nadie, no me sirven. Nadie son otros. Yo te quiero a ti.  

Yo también he sido victima puntual de los interrogatorios de tu subconsciente. Recuérdalo: un par de cocacolas de madrugada al salir del trabajo y análisis completo de mi acompañante. La diferencia es que no “vivimos” juntos, no comemos juntos, no vemos la tele juntos por la noche…. Supongo que  no puede compararse, estoy en mi derecho; qué menos que sentirme incómoda. Creo que es comprensible.

Cada día es peor para mi y mejor para vosotros.  Os vais acostumbrando a esa convivencia temporal y mis celos crecen de pensar en lo que otra disfruta a cambio de lo que yo me sigo perdiendo.

Dices que eso mismo lo tendremos pronto, pero llevamos tiempo luchando  para algo que vuelves a tener justo antes de juntarnos, y no conmigo. Perdoname, pero no lo soporto. Suena a premio de consolación.

Se quien es, pero no  cómo es, ni cómo te trata y no quiero saberlo. Sus referencias juegan malas pasadas a mis pensamientos y se convierte en enfermizo.  Las noches son muy duras para mi, pensando en lo fáciles que pueden ser para ella. Lo siento, estoy agotada; esto es demasiado dificil para mi.

Me siento triste, intranquila, aturdida y sin fuerzas. De pronto un sentimiento, el de los celos, ha eclipsado a un conjunto de ellos, los de felicidad, nerviosismo, ansiedad por estar juntos. Es absurdo pero no puedo evitarlo. No es tu casa, ni tu rutina, ni tu sitio.  Estoy despistada y eso me inquieta.
Es demasiado nuevo para mi como para asimilarlo en tan poco tiempo. Esta prueba es la más dificil de todas.

Una sola semana  en  años ha bastado para descubrir mis celos, pero si me lo permites, en qué momento.... No me ha gustado descubrirlos la verdad.  Sabor agridulce en el ultimo esfuerzo. Solo entiendeme,  no me pidas que lo deje. Es lo que siento y me está haciendo daño.

¿Sigues queriendo saber lo que me pasa? Piensa a la inversa imaginandome  en tu lugar; en mis noches, en lo que cuesta no deparar en ello. Piensa en lo que te quiero. Quizá de esa manera puedas comprenderlo.