sábado, 3 de septiembre de 2011

Bolsas


A mi madre le chiflan las bolsas. He llegado a esa conclusión después de muchas comidas y cenas en tupper.

Le pasa igual que con el ajo en las comidas: -" ay hija es que le tengo que poner"-; (si mama, pero no en cantidades industriales como para acabar con una población entera de vampiros). Tres dias después, puedes seguir degustando el delicioso plato que elaboró mi madre con ajos.
Pues con las bolsas igual, le vale el mismo argumento.

Una para los cubiertos que previamente ya se encuentran envueltos en servilletas y atados con celo para evitar que te pinches con el cuchillo al manipularlo, buscándolos entre tanto plástico; otra para el tupper de turno, otra envolviendo a su vez el tupper ya envuelto (sistema antivuelco, entiendo), y finalmente una más chuli, rigida de cartón  y con asitas, (de esas de dibujitos como las de los regalos de cumpleaños), para transportar la comida y los kilos de plástico que la acompañan.

¿Que llevas postre? pues por supuesto no le falta su bolsa arropando al yogurt de fresa, eso si: adaptada a su tamaño; en este caso emplea bolsas pequeñitas de las farmacias y similares, para no desperdiciar las grandes, pienso yo. Qué apañá!

Pero reconozco que esa mania me pone muy muy nerviosa. Acceder a la cena se convierte en una dura lucha entre tanta bolsa y precinto. Cuando consigues llegar a ese tupper, estás salivando, con ansiendad y empiezas a comer como si no hubiera un mañana. De repente, sientes un apetito feroz y es por tener que abrirte paso entre tanto obstáculo (cinco minutos antes solo tenias gusa). A veces me siento como un perrito al que le han escondido un delicioso premio.

Al final me da pena, porque todo el empeño que ella le pone, yo lo destrozo en pocos segundos.
El papel que envolvia los cubiertos y que a su vez me hubiera servido de modesto minimantel, acaba destruido(porque no hay ni cristo que sea capaz de separar ese celo del papel y me pongo muy nerviosa); la bolsa que envuelve al tupper acaba con un considerable agujero, porque mi madre tiene otro capitulo aparte con el tema nudo de las bolsas (mas de dos y tres), y el resto en la basura con servilletas y todo lo que pudiera llevar dentro, que no he visto debido a mi hambre voraz.

Pero lo que mas me llama la atencion de todo esto es que: si a diario mi madre gasta una media de 4 bolsas para mi cena que yo me encargo de destrozar....., ¿cómo es posible que siga teniendo tantas y tantas bolsas guardadas y en dónde en casa? Nunca faltará una bolsa de plastico para mi cena, es imposible, se multiplican como los peces en ese milagro que hizo nuestro señor.

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