martes, 30 de agosto de 2011

Precisamente tú.



Ahora que empezábamos a entendernos; ahora que empezábamos a caernos bien; ahora que empezábamos a saber el uno del otro con sólo una mirada.  Te marchas.
¿cómo se supone que debia tomármelo? Con mi mejor y más entrenada falsa sonrisa por supuesto, y con todos los mejores deseos que no me apetecia desearte, por puro egoismo.

Buscas algo mejor; dices que no cambiarias a las personas por nada del mundo... sin embargo, te marchas buscando el cambio. No lo entiendo. Mi egoismo habla, lo sé, pero no puedo pararlo.
Me lo contaste en mal momento, en mal lugar, en el peor lugar. Mientras hablabas, yo sabia que ese era el ultimo dia que ibamos a vernos. No iba a haber despedida, la que tiene fecha en tu agenda. No la habrá porque no estaré. Esa era nuestra despedida.  Pero no te conté por qué, igual que no te conté que ese era el último dia que nos veriamos.
Yo tambien tenia algo que decirte. 

Mal lugar. Yo solo queria darte un abrazo distinto al resto, el de despedida: prolongado, sentido, apretado: diferente. El último, para que también lo reconocieras. Pero era mal lugar, como siempre.  Y no existió. No lo reconociste.

Conseguiste ocupar el espacio que otros dejaron cada vez que hubo cambios en mi vida.  Lo ocupaste, lo llenaste y lo alimentaste con creces. Tu constante inercia para protegerme de mi inexperiencia....
Las cicunstancias comunes, las confidencias y los consejos.  Tú por encima del resto; tú especial sobre el resto; tú mi favorito.

Ahora, no te odio pero casi. ¿por qué me dejaste ser yo? ¿por qué supiste recibir todas mis muestras de afecto? ¿por qué quisiste devolvermelas, a tu manera, sin que se note? ¿por qué me enseñaste sin enseñarme?  ¿por qué  me pregunto tantas cosas?  ¿por qué tú sobre los demás, si ahora te marchas?

Por primera vez, soy yo la que siente el vacio en ese espacio, pero no soy yo la que se marcha.
Dejaré de ver el mar en Madrid todos los dias; dejaré de agradecertelo en silencio cada dia. Dejaré de disfrutar sin más, adentrandome en unos ojos que lo dicen  todo sin decir nada, que me serenan con solo mirarlos igual que lo hace el mar cuando lo observas.  Dejaré de agradecerte que estés ahi cada vez que llego.

Pero tienes que irte; tu  mirada debe reencontrarse con la imagen que refleja cada dia para convertirla en paisaje habitual. La palabra especial seguirá siendo para ti en mi interior, y durante mucho tiempo, la mirada FRAGIL no podrá ser reemplazada por ninguna más.

Es tu turno para elegir, comenzar, disfrutar, ser feliz.  Es tu turno para todo; ahora te toca a ti, y después.... también.
Te echaré de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario